Trastorno por déficit de atención e hiperactividad

Dra Paulina Lebrija Reyes

El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos neuropsiquiátricos más comunes en la infancia y adolescencia, con una prevalencia que varía entre el 2 y 18% en niños. Los estudios han mostrado que aproximadamente 40 a 60% de los pacientes diagnosticados en la infancia continuarán con síntomas durante la adultez.

El riesgo de TDAH en padres y hermanos de niños con TDAH aumenta de dos a ocho veces, con una heredabilidad estimada en un 76% según algunos estudios.

Se caracteriza por síntomas que generan disfunción a nivel cognitivo, conductual, emocional, laboral, académico y social. Los principales síntomas son:

  • Inatención: problemas para mantenerse enfocado por largos periodos de tiempo, dificultad para prestar atención a los detalles, errores constantes por descuido, pérdida frecuente de objetos, distracción fácil por estímulos irrelevantes y evitación de tareas que requieren un esfuerzo mental prolongado.
  • Hiperactividad: sensación de intranquilidad, dificultad para mantenerse sin moverse por tiempos prolongados o movimientos constantes de manos y piernas al estar en una sola posición.
  • Impulsividad: involucrarse de manera excesiva en actividades, hablar demasiado en situaciones sociales o interrumpir a los demás, ocasionando problemas o consecuencias negativas.
  • Déficits en las funciones ejecutivas: se observa dificultad para mantenerse enfocado en una tarea, especialmente por largos periodos de tiempo; dificultad para organizar las actividades, para priorizar tareas y para finalizarlas; olvidos frecuentesy problemas en el manejo del tiempo, incluyendo olvidar citas, fechas importantes o plazos establecidos.
  • Dificultad para la regulación emocional: irritabilidad, arrebatos de ira, labilidad emocional, baja tolerancia a la frustración y disminución en la motivación.

Es frecuente que el TDAH se acompañe de otros trastornos psiquiátricos como Trastornos del estado de ánimo, Trastornos de ansiedad, Trastornos por abuso de sustancias, Trastorno explosivo intermitente, Trastorno del espectro autista y Trastornos del aprendizaje. De ahí la importancia de realizar una evaluación médica, social y familiar completa y adecuada, utilizando los criterios establecidos por el DSM-V, además de escalas específicas y / o una evaluación Neuropsicológica completa.

En niños algunas escalas recomendadas son: Vanderbilt Escala de Evaluación, la escala de calificación de Conners y la Escala de Valoración del TDAH–IV; en adultos: Escala de Evaluación de Conners para adultos con TDAH, Escala de autoinforme del TDAH en adultos y la Entrevista diagnóstica para adultos con TDAH (DIVA 2.0).

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En cuanto al tratamiento, se sugiere iniciar con una combinación de medicación y terapia cognitivo-conductual (TCC) ya que son complementarios en sus efectos, la medicación va dirigida a los síntomas relacionados con la falta de atención y la impulsividad, mientras que la TCC va dirigida a la disfunción ejecutiva y a trabajar en las habilidades de adaptación para la gestión del tiempo, la organización y la planificación.

Para el tratamiento farmacológico se decidirá entre fármacos estimulantes, como Metilfenidato y Lisdexanfetamina, y no estimulantes como Atomoxetina y Bupropión, entre otros. La elección se realizará dependiendo de la edad e historial médico del paciente, los síntomas predominantes y si hay algún otro Trastorno psiquiátrico asociado.

Es importante realizar el diagnóstico oportuno del TDAH para poder iniciar el tratamiento más adecuado a tiempo y así evitar complicaciones en la funcionalidad del paciente.