El día del Neurólogo
Dra. Lilia Núñez Orozco
Jefe del Servicio de Neurología
CMN 20 de Noviembre
Dra. Lilia Núñez Orozco
Jefe del Servicio de Neurología
CMN 20 de Noviembre
La Academia Americana de Neurología define al neurólogo como “aquel médico entrenado para el diagnóstico y manejo de las enfermedades del cerebro y del sistema nervioso”.
La definición pone al cerebro como algo aparte del sistema nervioso y allí vemos ya una falla: el sistema nervioso se divide en central y periférico, y el sistema nervioso central abarca el cerebro, el tallo cerebral, el cerebelo y la médula espinal , mientras que el periférico incluye raíces nerviosas, nervios periféricos, unión neuromuscular y músculo. Por tanto, el campo de acción es muy amplio y en efecto, requiere de un entrenamiento especial.
Quienes incursionamos en esta especialidad, enfatizamos que es la más clínica de todas, ya que con un buen interrogatorio y una exploración neurológica podemos llegar al diagnóstico preciso en la mayoría de los casos, sin embargo, cuando vemos el actuar de muchos colegas, muy frecuentemente se anteponen los resultados de los estudios paraclínicos, especialmente los de imagen. En un congreso de la misma Academia Americana de Neurología, se dijo que la mitad de las consultas para el neurólogo son por hallazgos de imagen anormales y la otra mitad, por hallazgos de imagen normales.
Esto significa que cualquier médico puede solicitar estudios, pero no sabrá el valor que tienen si no se ponen en el contexto de la clínica.
Aunque el sistema nervioso es lo mejor sistematizado que existe, y ello lo hace relativamente sencillo de abordar, la mayoría de los jóvenes que estudian Medicina rehúyen la Neuroanatomía y la Neurología clínica, pues tienen el prejuicio de que el área es sumamente complicada y difícil.
Esto conduce a la escasez de especialistas en Neurología y al menos en nuestro país, a la escasez de hospitales donde la Neurología se puede aprender.
Una vez que se sobrepasa este prejuicio y los médicos se dan la oportunidad de acercarse a la Neurología, encuentran que es un campo por demás interesante.
En México somos 1600 neurólogos aproximadamente, incluyendo a los neuropediatras.
Comparando con la población del país, a cada uno nos correspondería atender a 78750 personas. Claro que no todos tendrán enfermedades neurológicas, pero se estima que un 15% de la población las presentará, por lo que nos tocarían cerca de 12000 pacientes por cada neurólogo. Son muchas personas que no podemos atender porque no nos daríamos abasto en el supuesto caso que nos refirieran a todos y cada uno de los pacientes que necesiten de nuestros servicios.
¿Qué sucede entonces? Que la mayoría de los pacientes neurológicos son atendidos por los médicos de primer contacto u otros especialistas (muchas veces de manera equivocada) o no son atendidos en absoluto y cursan la historia natural de su padecimiento sin ninguna intervención.
¿Cómo podemos ayudar? Primeramente, capacitándonos constantemente para estar actualizados y dar a los pacientes que sí nos llegan, la mejor atención que nos sea posible.
En segundo término, capacitando a los médicos de primer contacto para detectar el problema neurológico e iniciar la atención o hacer la referencia oportuna al neurólogo. Los estudiantes de Medicina serán primeramente médicos de primer contacto y por ello es necesario enseñarles la Neurología de la forma más amena y accesible posible para que entiendan nuestro campo de acción, y una vez que se gradúen como médicos generales, detecten tempranamente los padecimientos neurológicos y los atiendan en la medida de su capacidad, o los refieran oportunamente. Una vez que el neurólogo corrobore el diagnóstico e indique un manejo inicial y a largo plazo, estos médicos de primer contacto podrán realizar una correcta continuidad de la atención
Esta enseñanza, en el mejor de los casos, puede promover el interés por hacer la especialidad y de esta manera formar más recursos humanos en este campo donde hacen tanta falta.
Ya una vez que el médico decidió hacer la residencia de Neurología, su aprendizaje deberá incluir el desarrollo de las habilidades clínicas para hacer un diagnóstico certero y un manejo apropiado, pero más importante aún, establecer una buena relación médico-paciente, de tal forma que el paciente deposite en su neurólogo toda su confianza y por tanto su apego al tratamiento, pues sabe que cuenta con alguien que le apoyará en todas las etapas de su enfermedad, muchas veces incurable e inexorablemente progresiva. El neurólogo le enseñará a vivir con ella y la carga será más llevadera porque es compartida. A veces hará de psiquiatra, de psicólogo, de confidente, para realizar lo que se llama una real atención integral, que no solamente es recetar lo adecuado, sino explicar al paciente en lenguaje accesible lo que le está sucediendo, escuchar lar inquietudes y necesidades no satisfechas, para tratar de proporcionar al paciente algo más que mejore su calidad de vida.
Quizá esta parte sea muy notable en los pacientes neurológicos, a diferencia de los pacientes de otras especialidades, y hace que se catalogue a nuestros pacientes como “especiales” o ”difíciles”, pero justamente la atención en este aspecto es la que hará la diferencia entre el neurólogo exitoso y el que no lo es: quien tiene un genuino interés por ayudar a su paciente y lo escucha con atención, aunque no tenga un conocimiento muy amplio (nadie lo sabe todo), lo llevará a investigar lo necesario para resolver los problemas de su paciente y de esta forma los pacientes serán una fuente inagotable de motivación para seguir aprendiendo, pero a la vez el paciente tendrá la fortuna de contar con un neurólogo que cada vez sabe más cómo ayudarlo.
Celebremos entonces el día del Neurólogo, con el propósito de dar a conocer lo maravillosa que es nuestra especialidad y hacerla crecer.
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